Hasta hace poco tiempo socialmente se consideraba que en el hombre tener orgasmos era una necesidad física, mientras que en la mujer era un lujo. Suponemos que debía ser un criterio basado únicamente en función de la fertilidad. Hoy debemos señalar que el fracaso continuado en alcanzar el orgasmo puede ejercer consecuencias nocivas, tanto en el hombre como en la mujer. Además, tanto biológicas como psicológicas.
Efectos biológicos
Algunos ginecólogos atribuyen el síndrome de congestión pélvica crónica a la frecuencia con la que algunas mujeres experimentan una situación sexual sin alcanzar la etapa de resolución (disfunciones), y por lo tanto sin haber descargado sus impulsos orgásmicos.
Efectos psicológicos
El fracaso repetido por parte de la mujer en alcanzar el clímax producen, lógicamente, sentimientos de frustración. Estos sentimientos de fracaso, tanto de ella como de él, pueden ejercer un efecto destructor sobre las relaciones de la pareja.
Por lo tanto, a pesar de que la mujer puede a veces participar en el sexo sin responder de una manera activa y el hombre puede llegar al orgasmo aunque ella se quede en la fase de la meseta, es muy perjudicial para las relaciones de la pareja que esta circunstancia se produzca de forma habitual. De ahí precisamente que recomendemos realizar una terapia que solucione este problema.
¿A qué se debe?
La etiología de esta problemática puede deberse a diversos factores tanto fisiológicos como psicológicos. Así por ejemplo una estimulación inadecuada no provoca la excitación que se pretendía conseguir. Pensemos que hay una gran variabilidad respecto al tipo exacto de estimulación a la que responde cada mujer.
Aunque es muy conocido, recomendamos utilizar lubricantes sexuales, mejor aplicados antes de iniciar. Existen muchos tipos y variedades.
Una comunicación insuficiente puede hacer pensar a la mujer que el hombre se comporta de forma “egoísta”, mientras que por el contrario él está cayendo en el error de juzgar el estado de excitación de su mujer sobre la base de sus propios sentimientos. Por su parte, la mujer en lugar de expresar sus propias necesidades, en algunas ocasiones, se las calla. La mujer puede pensar que si ella sabe en que punto se encuentra él del acto sexual, supone que también él sabe el punto en que se encuentra ella, pero es que ella cuenta con su erección como guía, y él carece de esta guía. Así que es necesaria una comunicación suficiente.
Una educación sexual inadecuada, en muchos casos represiva, supone un impedimento para el abandono sexual de la mujer. Un abandono a los sentimientos eróticos y liberar la respuesta sexual del rígido control consciente que bloquea su libre expresión es requisito previo para un buen funcionamiento sexual.
Terapia
En primer lugar se ha de analizar la situación particular de la mujer, tanto desde las influencias biológicas, como de las psicológicas que puedan estar afectando a la disfunción (el tipo de relación que mantiene, su educación sexual, sus vivencias, etc.) para posteriormente planificar una intervención científica y rigurosa, con unos ejercicio adecuados, mediante la cual se ayude a solucionar esta disfunción.
Puedes encontrar más información en el Test de disfunciones sexuales.
Dra. Elisa Urbano
Doctora en psicología y Coach