Ansiedad en los niños

Ansiedad y depresión en la infancia

Los niños experimentan numerosos miedos durante su crecimiento, la mayoría transitorios, de intensidad moderada y específicos de una edad, en estas ocasiones lo mejor es escucharlos y calmarlos. Pero en otros momentos en los que el sufrimiento es desproporcionado a la ocasión y se da de forma repetida, no debemos subestimar el sufrimiento de los niños, ya que puede tratarse de una ansiedad, depresión o fobia.

Diferencias entre ansiedad y miedo

La diferencia entre la ansiedad y el miedo es que la ansiedad corresponde a estímulos internos, como preocupación por no saber hacer las cosas, y el miedo más bien se corresponde con estímulos externos, como miedo a fantasmas, a insectos, etc. Tanto el niño como los papás identifican más fácilmente la situación desencadenante del miedo que de la ansiedad.

Ansiedad de separación

Se trata de un estado de inquietud que experimenta el niño al alejarse de las personas a las que está vinculado, especialmente de su madre. Solamente se ha de tratar si es inapropiada o excesiva y su persistencia es de 4 semanas como mínimo.

Si se trata de un trastorno, debemos identificarlo y atenderlo. Por ejemplo se producen miedos irracionales como preocuparse por si los padres sufren algún accidente o enferman, o bien pueden expresar miedo a perderse y a no reunirse nunca más con sus padres. Se muestran reacios a pasar la noche en casa de amigos, a veces incluso son incapaces de permanecer solos en una habitación y se acercan al padre o a la madre. Suelen tener problemas a la hora de ir a dormir. 

En algunos casos está relacionado con la ansiedad de separación, pero no es el único motivo de la oposición infantil en ir al colegio. Las situaciones más temidas por los escolares son el miedo al fracaso escolar o al castigo en la escuela. En estos casos los niños experimentan una ansiedad excesiva en el contexto escolar.

Ansiedad de cambio de escuela

Tanto si los cambios de escuela se producen por cambio de domicilio como por la búsqueda de una mejora en la calidad de la enseñanza, siempre implica un proceso de despedida. Se han de separar de unos compañeros y un entorno a los que han cogido cariño, y han de ir cogiendo confianza y acostumbrándose a un nuevo entorno y nuevos compañeros con los que se habrán de integrar. 

Dependiendo de la edad y del carácter del niño, puede encontrarse con compañeros que han formado grupos y le puede resultar más difícil la integración. Es por lo tanto muy necesario conversar y prestar atención al niño escuchando sus dificultades y tratando su problema con respeto. No es conveniente, por ejemplo decirle: “eso no tiene importancia…” aunque para los padres no tenga importancia, para él es realmente un problema que le preocupa y no sabe cómo afrontar. Necesita mucha protección y apoyo.

Ansiedad excesiva y ansiedad generalizada

Consiste en un sentimiento de ansiedad o preocupación excesiva, poco realista o persistente, cuya duración ha sido por lo menos de seis meses, que no ha sido producida por tensiones o cambios estresantes con los amigos, entorno, etc., es decir, que no se ve una explicación clara para que se produzcan estos cambios.

En la ansiedad generalizada se da un sentimiento de preocupación difusa y generalizada. Lo mas habitual es la ansiedad anticipatoria, es decir, el temor irracional a situaciones presentes o futuras. Es característica la inquietud o impaciencia, los niños se cansan muy fácilmente, padecen alteraciones del sueño, etc.

Ansiedad y depresión

Los trastornos depresivos a menudo se presentan en jóvenes con trastornos de ansiedad. Cuando es así, los niños o adolescentes padecen de exagerados sentimientos de culpa, agitación, hipersomnia (exceso de sueño) y síntomas de trastornos en su alimentación.

Depresión

La infancia feliz fue un mito durante muchos años. Hoy sabemos que los niños también sufren depresión, aunque a veces se manifiesta de forma encubierta en diferentes formas. Si vemos a nuestro niño o adolescente melancólico, con sentimientos de inutilidad, con dificultades para las relaciones personales o menor participación en el grupo de amigos, alteraciones del sueño, cambios en el rendimiento escolar, rechazo en ir a la escuela o cambios en el apetito o el peso habitual, es necesario acudir a la consulta del psicólogo. Ver miedos en la infancia, un tema muy relacionado.

Terapias

Recomendamos utilizar tratamientos con  un enfoque integrador, tratando los pensamientos, los sentimientos y las conductas del niño. Y a su vez orientando a los padres sobre la forma más adecuada de tratar la situación, ya que en muchas ocasiones los papás ven que el niño está mal y no saben si lo que están haciendo es lo mejor. Esta técnica permite alcanzar una gran eficacia y proporcionan un buen potencial para garantizar el mantenimiento a largo plazo de los logros terapéuticos.